Cambiando hacía creencias liberadoras

Cada Ser tiene las creencias que necesita, sin embargo cuando llega a un techo, podrá seguir adelante siempre y cuando se abra a nuevos paradigmas.

 

Durante nuestra vida, muchas veces llegamos aun punto en que nos sentimos estancados. Queremos seguir avanzando y aparentemente no podemos. Nos damos por vencidos ante esta situación y pensamos que no hay solución. Ese deseo de realizar un cambio interno hacia una mayor coherencia, con uno mismo y el mundo, parece topar con un muro invisible difícil de atravesar.

 

Esto puede ser así por la existencia de una creencia que  se niega a comprender en algún lugar remoto olvidado en el inconsciente. Toda creencia puede cambiarse en un buen proceso terapéutico y con un trabajo interior profundo.  

 

Hay muchos vínculos entre nuestras creencias y lo que acontece en nuestra vida, estando esta en constante influencia de programas inconscientes llamados creencias, que abarcan desde una opinión, que es una creencia poco arraigada y fácil de cambiar, hasta un juicio, más profundo, que es una estructura de pensamiento muchas veces inamovible.

 

Las creencias tienen dos caras: pueden ser un valioso recurso o una gran limitación en la vida. Son las que nos dan permiso para actuar; en función de ellas evolucionamos y adquirimos nuevos recursos y habilidades, o bien nos estancamos en un inmovilismo.

 

¿Qué es una creencia?

La creencia es una idea que se considera verdadera y a la que se da completo crédito como cierta sin necesidad de verificación empírica.  Puede considerarse que una creencia es un paradigma que se basa en la fe, en una hipótesis, ya que no existe demostración absoluta, fundamento racional o justificación que lo pruebe.

 

Las creencias son representaciones, interpretaciones de la realidad que por lo general tendemos a confundirlas con la realidad misma. Son afirmaciones, pensamientos, juicios e ideas sobre nosotros mismos, sobre la gente de nuestro entorno o de el mundo, que están basados en la información que tenemos en nuestro sistema sensorial.

Dependiendo del contenido que tenemos en nuestro interior vamos a asociarlo a cada vivencia en particular, sin casi cuestionárnoslo.

 

Muchas de nuestras creencias están cogidas de valores o heridas, que han quedado ocultas, y generalizamos las cosas sin hacer un debido discernimiento. 

 

Lo primero

  • Reconocer nuestras creencias, y diseccionarlas haciéndonos las preguntas correctas ¿Es siempre así?¿En que casos no es como pienso?
  • Conocer su origen y su función ayuda a cambiar su percepción, viene de la familia, de la sociedad, de alguna emoción, un recuerdo, etc.
  • Cuales son los valores implicados, situar los hecho en el contexto ¿Mantener dicha creencia representa algún inconveniente?
  • Cuando una creencia viene de un conflicto no resuelto, tendremos que tratar las dos cosas para abrir un aire nuevo    

"Lo que creemos coincide con la realidad de vez en cuando.

Un reloj detenido esta en hora dos veces al día...

por Morella Martínez